Al nacer, un 10 de Febrero de 1972, en Santiago de
Chile, mis padres Javier Luis y Pilar, me dieron por
nombre el de Rafael Luis Egaña Vial.
He tenido la suerte de recorrer numerosos países
a lo largo de mi vida, siendo especialmente importantes
los años vividos en Roma, Italia. Estas experiencias
son las que me han permitido abrir el corazón
hacia una nueva manera de ver las cosas y la vida.
Al estudiar busqué siempre maravillarme con
las capacidades del ser humano en lo que es capaz de
hacer en sí mismo y para otros, por eso, mi caminar
en el mundo del oficio y las profesiones, me llevó a
ser Comunicador Social, Publicista, Músico y Actor.
Desarrollo mis habilidades haciendo clases, dando
asesorías, trabajando en el servicio público
y por supuesto en Calenda Maia, Música
y Teatro Medieval.
Me integré al conjunto en 1991 y desde ese
momento, he sentido un gran amor por el medioevo. Junto
a la Cofradía hemos intentado, con mucho trabajo,
hacer realidad nuestros sueños y por supuesto
recrear parte el medioevo desde la música y el
teatro.
Es este gran viaje, el que en cada función,
en cada concierto, se transforma en una invitación
para ustedes, para que nos acompañen y disfruten
junto a nosotros, de esta fiesta de primavera llamada
Calenda Maia.
Fue en una tarde de invierno cuando tomó las riendas
de su caballo, cogió su espada, y dejó atrás
las paredes de piedra de aquel castillo que lo había
visto crecer... Algunos dijeron que iría a Tierra
Santa a pagar por sus pecados, otros, que la vida lo llevaría
lejos, al más profundo de los precipicios...
La verdad es que Walafried, Caballero de la Mirada Enferma,
emprendía un viaje sin retorno en busca de un reino
de cuya existencia no estaba seguro.
Algunos que lo vieron pasar, le escucharon hablar de aquel
paraje... decía que era un lugar especial, un lugar
reservado para él y los suyos, de bosques profundos
y tierra húmeda, de fogatas encendidas en la lluvia
y noches con estrellas ocultas, de lunas amantes, de polvo,
barro, ríos y lagos...
Hablaba de piedras apiladas que forman los muros de una
ciudad circundada por prados y flores, de torres que rompen
los atardeceres, de calles duras con tambores y música,
de puentes y palacios, de trombas y espadas...
Contaba de su cofradía de músicos y actores
con quienes compartía su camino; su canto hablaba
de viajes a ciudades sobre las aguas, de torres de espejos
que llegaban al mismo Reino de Dios, de la Nobilísima
y la Magnifica, de imperios ocultos en las columnas de
una Iglesia, de lágrimas en oración...
Desde esa tarde de Invierno, Walafried persigue el Primo
Vere de mayo. Su reino deseado esta en el abrir
de las flores de primavera, en la explosión natural
de la madre tierra, en el amor que se hace carne en la
hierba mojada y que busca a aquella que por su nombre
lo hace feliz. “Ben venga Maggio” grita
en medio de su noche permanente, mientras la oscuridad
es pintada por colores de arco iris nocturnos y la luz,
llena de la música y el teatro, inundan su mirada
enferma.
Instrumentos
que toco en el grupo:
bombo
- percusión
castañuelas - percusión (madera)
voz solista y coros
Año de ingreso al conjunto: 1991